miércoles, 13 de enero de 2010

manifiesto raver


Nuestro estado emocional: Éxtasis
Nuestro alimento: Amor
Nuestra adicción: Tecnología
Nuestra religión: Música
Nuestro dinero: Conocimiento
Nuestra política: Ninguna
Nuestra sociedad: es la utopía . . . aun cuando sabemos que no existirá.

Pueden odiarnos o mal entendernos, pueden ser indiferentes a nuestra existencia.
Solo esperamos que no se nos juzgue pues nosotros nunca les juzgaremos.

No somos criminales. No somos drogadictos. No estamos desilusionados. No somos niños ingenuos. Somos una entidad masiva, una aldea tribal, global, que supera cualquier ley establecida por el hombre, así como la geografía y el tiempo sí mismo.
Somos masivos. Somos Uno solo.

Estamos formados del sonido mismo. del golpe lejano, estrenduoso y distorsionado por el viento que es como el latir del corazón materno que da calma en el vientre, este de concreto, de acero y cableado. y allí, en su lecho cálido y húmedo, en la completa oscuridad, aceptamos que somos todos iguales. No solamente ante la oscuridad, y ante nosotros mismos, sino ante la música que se cierra de golpe en nosotros y que atraviesa nuestras almas: todos somos iguales. Y en algun lugar entre los 35Hz logramos sentir la mano de Dios a nuestras espaldas, alentándonos, empujándonos a consolidar nuestras mentes, nuestros cuerpos, y nuestros espíritus.
Guiándonos a voltear para juntar las manos con nuestros hermanos y elevarlas, compartiendo la alegría incontrolable que sentimos al crear esta burbuja mágica que puede... al menos por una noche, protegernos de los horrores, los atrocidades y la contaminación del mundo exterior. Y es en este mismísimo instante que cada uno de nosotros nace en verdad.

Nos congregamos en almacenes o edificios abandonados que la sociedad ha desechado y les damos vida por solo una noche. La llenamos con un palpitar vibrante, fuerte y lleno de vida en su forma más pura y más intensa, y en estos espacios intentamos liberar la incertidumbre hacia el futuro que no han podido estabilizar y asegurar para el resto de nosotros. Intentamos hacer a un lado las inhibiciones, liberarnos de los tabúes y las trabas puestas por ustedes para acallar su conciencia y encontrar en ello paz.

Intentamos sobrescribir la programación establecida, con la cual han intentado adoctrinarnos desde el momento mismo en que nacimos. La programación que nos enseñó a odiar, que nos enseña a juzgar, que dice que hay que retroceder y esconderse en el agujero más cercano y más conveniente. Esa programación que inclusive nos dice como subir escaleras, saltar a través de aros, correr en laberintos y andar como el hámster sobre la rueda. La programación que nos da de comer en la cuchara de brillante plata con la que intentan alimentarnos en vez de hacerlo con nuestras propias manos. La programación que nos hace cerrar nuestras mentes, en vez de abrirlas por completo.

Hasta que el sol se levante ante nuestros ojos, revelando la realidad del mundo que han creado, bailamos ferozmente con nuestros hermanos y hermanas celebrando nuestra vida, nuestra cultura, y los valores en los que creemos Paz, Amor, Libertad, Tolerancia, Unidad, Armonía, Expresión, Responsabilidad y Respeto.

Nuestro enemigo es la ignorancia. Nuestra arma la información. Nuestro crimen es que romper y desafiar cualquier ley que intente detener nuestra celebración de existencia. Así que sepan que talvez puedan cerrar una fiesta en cualquier noche en alguna ciudad en cualquier país o continente de este hermoso planeta, más nunca podrán cerrar la celebración entera. Pues no tienen ese poder, no importa qué, la música nunca parará. La voluntad y el latido de este corazón nunca se desmoronará. La fiesta nunca terminará.

Soy un(a) raver, y éste es mi manifiesto.

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